lunes, 27 de mayo de 2013

Rodríguez, la increíble historia de un desconocido de culto


Puede que alguno de vosotros no esteis al corriente del fenómeno generado a raíz de la publicación del documental "Searching for Sugar Man", ganador entre otros en el festival de Sundance, además de un Óscar y un Bafta al mejor documental del pasado año 2012.

El documental en sí, por su éxito, ya podría considerarse un fenómento a partir del cual se ha hecho posible que gente como yo venga a rincones como este a hablar de Sixto Díaz Rodríguez, más conocido como Rodríguez, músico de origen mexicano nacido en Detroit que ha sido hasta hace poco un completo desconocido en practicamente todo el mundo.
Y si digo prácticamente es porque en ese matiz cabe explicar la maravillosa historia de este artista y el fenómeno de reconocimiento tardío en el que se ha visto envuelto.

El bueno de Sixto empezó lanzando un sencillo en 1967 con un pequeño sello de Detroit. Con pocas pretensiones de conseguir nada más, se recorrió los peores tugurios de la (musical y cinematográficamente hablando) maravillosa ciudad podrida de Detroit, hasta que un productor del sello Sussex Records lo oyó de casualidad una tarde y decidió volver acompañado de su socio, prometiéndole haber encontrado algo comparable al mismísimo Bob Dylan de la clase baja y de origen latino.
Efectivamente, todo el que en aquel entonces fue a verlo o trabajó con él, pensó que Rodríguez se convertiría en una figura de culto instantanea y que el éxito estaba asegurado. Grandes composiciones musicales, letras poéticas de altura que retrataban perfectamente el submundo marginal estadounidense, carisma, magia, genio.

En Sussex, al ser presentado a un productor que venía de trabajar con los grandes de la Motown, fue inmediatamente fichado y grabó sus dos únicos y grandes discos: Cold Fact (1970), y Coming From Reality (1971). Sin embargo, ambos trabajos pasaron absolutamente desapercibidos para el público. Entre los supuestos de por qué ese aparente genio en ciernes se había estrellado tan estrepitosamente, me gustaría destacar dos: 1) La promoción del artista y la inversión dedicada a darlo a conocer fue nefasta. 2) En aquel momento, el nombre artístico con el que se lanzó, su apellido de origen hispano, pudo jugar en contra en un momento en que el soul, el blues, el folk y el rock&roll estaban en auge. Y aunque Rodríguez no dejaba de ser folk psicodélico sesentero, o canción de autor de protesta tintada de todas estas reminiscencias norteamericanas, el nombre inspiraba algo totalmente ajeno a aquello, música de un hispano que nadie quería pararse a escuchar.

Y aquí acabaría la historia en condiciones normales. Quizá yo habría escuchado algo de él y vendría aquí muy orgulloso de mi hallazgo para deciros que en mi opinión el tipo tenía suficiente talento para haber llegado a más. Pero en realidad la historia de Sixto Rodríguez empieza aquí.

Alguien lleva a Sudáfrica un disco de Rodríguez, se lo enseña a sus amigos, todos disfrutan escuchándolo, se lo pasan, se lo graban. Sus canciones se expanden como un virus. Diríase incluso que como una de esas especies exóticas que alguien trae ilegalmente y que trastocan y transforman para siempre el ecosistema local. Y en cierto modo fue así, ya que en aquellos años Sudáfrica era un país donde la represión del Apartheid suponía un completo ecosistema, y donde las canciones reivindicativas y poéticas de Rodríguez suponían una transgresión y una amenaza al sistema.
Sus discos rápidamente fueron censurados, y su popularidad en el pais africano se disparó. No solo eso, alguien corrió el rumor de que el artista se había suicidado en un concierto. Al parecer la historia contaba que tras un mal show, la gente le pitaba y él pidió disculpas y dijo que por favor lo olvidaran, poniendose una pistola en la sien y disparándose allí mismo. Habían otros rumores de que directamente se había metido fuego a sí mismo sobre el escenario. Figúrense. En Sudafrica (el éxito también le llego en otros países africanos, además de en Australia y Nueva Zelanda) el más grotesco de los acontecimientos históricos del rock tenía como protagonista a Sixto Rodríguez, elevado a la categoría de leyenda absoluta, más admirado en muchos casos que el propio Bob Dylan, más popular que Jimi Hendrix, un ídolo capaz de revolucionar una sociedad, de servir de semilla a nuevas generaciones que a través de su ejemplo tuvieron el valor de crear grupos y hacer canciones con las que sublevarse al sistema.

Mientras tanto, Sixto Rodríguez no era más que un obrero, incansable y humilde trabajador que sabía hacer de todo para ganarse la vida con el sudor de su frente. Seguia tocando su guitarra, en sus ratos libres y en casa, pero nisiquiera la gran mayoría de la gente de su entorno se imaginaba que se tratara de un músico de culto en otros países. Y lo mejor es que nisiquiera Sixto tenía ni la más remota idea de lo que estaba pasando.

A través de fans e investigadores llegaron a rastrear la pista del artista, dando con él y sorprendiéndose muchísimo de que siguiera vivo. A partir de ahí, las giras por Sudáfrica, por Australia, el documental y el descubrimiento repentino de ser un ídolo de masas, de haber vendido millones de discos y no haber visto un duro... y la humildad calmada del sabio que no se pone nervioso, que no pierde la cabeza, que se abraza con esa gente que tanto lo esperaba y vuelve a casa sin quejarse de haber enriquecido a otros para seguir trabajando en sus cosas, porque él necesita moverse y esforzarse para sentirse vivo.

Un ejemplo de humanidad, y una historia fantástica para entender cuan relativo puede llegar a ser ese concepto extraño del éxito, cuando el propio ídolo vivía ajeno a todo aquello, considerándose a si mismo feliz y exitoso en su vida dedicada a sus pequeñas cosas.

Actualmente Rodríguez sigue vivo, aunque algo maltrecho de salud, y todo el revuelo generado por el documental ha hecho que se lo rifen en distintos festivales de medio mundo. Hace pocos dias suspendió, precisamente en España, un concierto previsto dentro del festival Primavera Sound, pero para quien esté interesado tiene previsto un concierto el 8 de Julio en el Poble Espanyol de Barcelona.

En general os recomiendo fervientemente el visionado del aclamado documental que narra todo esto mucho mejor que yo, dirigido por el sueco Malik Bendjelloul titulado Searching for Sugar Man, además de escuchar todo aquello que encontreis por internet.

Yo como muestra os dejo aquí unos videos, los únicos que he encontrado con subtitulos en español, para que veais que además de calidad musical, el tipo sabía escribir canciones: